La Iglesia vuelve a plantarse ante Rovira en Misiones
Un capellán denunció persecución por criticar la situación social en la provincia. Lo mandaron a barrer una comisaría.
Política30 de mayo de 2025

Carlos Rovira volvió a chocar con la Iglesia en Misiones. Esta vez no fue un obispo, como en 2006, sino un cura de pueblo que alzó la voz contra la miseria que atraviesan miles de misioneros y terminó castigado por hablar demasiado claro.
El protagonista es el padre Marcos Szyszkwoski, capellán de la policía misionera, quien en la homilía del 25 de mayo se animó a denunciar el hambre, el abandono escolar y hospitalario, y la falta de respuestas del poder político. A los pocos días, lo sancionaron junto a su hermano Fabián, también sacerdote. La penitencia fue literal: los mandaron a barrer comisarías y cumplir funciones administrativas, como si fueran empleados públicos insubordinados.
“Estoy del lado de los pobres, de los necesitados, y acompañando a todos”, sostuvo el sacerdote, que fue grabado cumpliendo la orden con escoba en mano. “Nuestra tarea como capellanes es aleatoria, no estamos bajo la estructura de la policía, sino que dependemos del obispado. Sin embargo, ahora tenemos que cumplir horarios”, explicó.
Del púlpito a la escoba
El castigo desató un fuerte malestar en sectores eclesiásticos, que ven en el gesto una forma burda de disciplinamiento político. Szyszkwoski no se quedó callado: “La gente está viviendo hambre, dificultades, problemas. Las escuelas y hospitales están parados y nadie dice nada. Se normaliza una situación que complica todo. Está en juego la dignidad humana”.
En Misiones, el gobernador formal es Hugo Passalacqua, pero el que corta el bacalao es Rovira, desde una banca legislativa que le permite decidir hasta qué cura puede dar misa. El mismo Rovira que se opuso a la Ley de Ficha Limpia, desafiando incluso al propio Javier Milei.
Lo paradójico es que ya le había pasado: en 2006, un obispo jesuita respaldado por Jorge Bergoglio —Joaquín Piña— frustró su intento de reelección indefinida. Dos décadas después, otro cura lo vuelve a incomodar.
Y esta vez, el gesto no pasó desapercibido. Como dijo un abogado local: “Ahora, además de persecución política, tenemos persecución religiosa en Misiones”.