
Máximo Kirchner: "El peronismo va a volver para poner de pie a la Argentina"
El jefe de La Cámpora apuntó contra Milei por el acuerdo con el FMI, criticó la Ley Bases y defendió el rol de Cristina Kirchner.
Mientras el expresidente intenta frenar la absorción del PRO, los intendentes y dirigentes bonaerenses empujan el acuerdo con La Libertad Avanza. La interna amarilla está al rojo vivo.
Política03 de marzo de 2025Mauricio Macri está perdiendo el control de su propio partido. La reunión del PRO de la semana pasada dejó en claro que su resistencia a un acuerdo con Javier Milei ya no es unánime: intendentes, legisladores y dirigentes bonaerenses buscan cerrar un pacto electoral con los libertarios para no quedar fuera de juego en 2025.
El quiebre quedó expuesto cuando Guillermo Montenegro, jefe comunal de General Pueyrredón, se reunió en secreto con Santiago Caputo apenas terminó el encuentro partidario. Para Macri, que ve al asesor presidencial como el arquitecto del “operativo fagocitación” del PRO, fue la gota que rebalsó el vaso.
Mientras Macri y su primo, el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri, intentan blindar la Ciudad y frenar el avance de Milei, los referentes del PRO en Buenos Aires tienen otras prioridades. Necesitan garantizar la gobernabilidad en sus distritos y renovar sus bancas en 2025, y saben que pelearse con los libertarios solo beneficia al kirchnerismo.
“Sin LLA no tenemos futuro. El peor acuerdo es mejor que no acordar”, le dijo a Macri uno de los “acuerdistas”, convencido de que una ruptura con Milei dejaría al PRO al borde de la irrelevancia.
El miércoles pasado, Macri quiso imponer un documento para cuestionar la designación por decreto de Lijo y García Mansilla en la Corte Suprema, pero Montenegro y Diego Santilli lo bloquearon. Argumentaron que no tenía sentido confrontar con el Gobierno y que lo importante es negociar un acuerdo electoral antes de quedar fuera del reparto de poder.
Consciente de que Karina Milei y Santiago Caputo rechazan cualquier pacto que no implique la rendición total del PRO, Santilli propuso una alternativa inspirada en la jugada de Sergio Massa en 2013.
El esquema es simple: el PRO no compite con su sello y negocia algunos lugares en las listas libertarias para asegurarse representación en el Congreso y en la Legislatura bonaerense. De esta manera, el macrismo evitaría la extinción sin tener que “pintarse de violeta” por completo.
El problema es que desde la Casa Rosada no quieren dividir el poder. Para ellos, cualquier acuerdo debe ser bajo sus términos: o se entregan, o quedan afuera.
La fractura es inminente. Mientras Diego Valenzuela ya se sumó a las filas libertarias y Néstor Grindetti evalúa sus próximos movimientos, Macri empieza a perder terreno en su propio partido.
Si sigue resistiendo, el PRO podría partirse en dos. Si cede, corre el riesgo de perder la conducción y ver cómo el macrismo es absorbido por Milei.
Por ahora, el expresidente sigue en pie de guerra. Pero su tropa ya empezó a negociar la rendición.
El jefe de La Cámpora apuntó contra Milei por el acuerdo con el FMI, criticó la Ley Bases y defendió el rol de Cristina Kirchner.
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