Karina Milei cerró la semana más empoderada que nunca y con Reidel en la mira

En el ranking de poder real en el Gobierno, Karina Milei sigue arriba de todos. Esta semana, la secretaria General de la Presidencia se convirtió en la gran arquitecta de la estrategia electoral de La Libertad Avanza y fue quien terminó de definir —con su venia explícita— que Manuel Adorni encabece la lista de legisladores porteños, en una disputa directa con los Macri que podría condicionar cualquier pacto futuro entre libertarios y el PRO.

La hermana presidencial no solo bajó el martillo en la Ciudad, sino que también supervisó la letra chica del armado en otros distritos, se mostró con altos funcionarios, celebró su cumpleaños rodeada de dirigentes propios, y dejó traslucir que en el triángulo de hierro del poder libertario es ella quien tiene la última palabra. Hasta el Presidente sugiere que algunas decisiones “hay que preguntárselas en el despacho de al lado”.

Alrededor suyo, se consolidó un canal de diálogo directo con uno de los principales socios de Santiago Caputo, el consultor estrella del oficialismo. La relación entre ambos —Karina y ese operador clave— se afianzó en las últimas semanas y promete ser central en el diseño de la campaña nacional rumbo a octubre.

En paralelo, comenzó a tallar con más fuerza un desgaste interno hacia otro de los nombres que orbitan con peso alrededor de Javier Milei. Se trata de Demian Reidel, el presidente del Consejo de Asesores Económicos, que quedó en el centro de las críticas tras sus dichos sobre el RIGI en un evento privado y por sus costosos viajes al exterior en cabina premium, una práctica poco coherente con el discurso de austeridad que pregona el Gobierno.

La molestia con Reidel crece dentro del oficialismo y, según fuentes libertarias, Karina Milei ya no oculta su desconfianza. La frase “lo bajan cuando ella quiera” empieza a escucharse en más de un pasillo oficial, como ya ocurrió con otros funcionarios que pasaron de ser íntimos del Presidente a parias del esquema libertario.

Mientras tanto, Karina sigue acumulando poder. Ordena, decide, define listas, habilita reuniones y proyecta candidaturas. Y todo eso sin hablar en público.