Los errores no forzados de Milei, día I

Análisis y opinión 10 de diciembre de 2023 Camilo Cagnacci Camilo Cagnacci
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Toda la transparencia que tuvo su primer discurso como presidente de la Nación fue la que le faltó a Javier Milei una vez adentro de la Casa Rosada.

A partir de ese momento, el libertario hilvanó una serie de errores no forzados que contradicen la prédica "anti-casta" que lo catapultó hacia el sillón de Rivadavia en sólo dos años.

Negarse a que la jura de ministros sea transmitida en vivo y vetar la presencia de periodistas en la ceremonia fue el primero. Estamos hablando de un acto de gobierno.

Las primeras imágenes de esa ceremonia –y varias más– no fueron difundidas a través de alguno de los canales oficiales de comunicación (la Oficina del Presidente, la Vocería, etc.), sino por su community manager, Iñaki Gutiérrez; la novia del joven, Eugenia Rolón; y La Derecha Diario, el medio perteneciente a Fernando Cerimedo, el estratega digital del libertario.

Esta suerte de privatización de los derechos de imagen del presidente y su equipo no estarían siendo una buena señal en materia de Libertad de Expresión y Acceso a la Información.

Como tampoco lo fue la decisión de modificar el DNU antinepotismo firmado por el expresidente Mauricio Macri para nombrar a su hermana Karina al frente de la Secretaría General de la Presidencia. La medida implica un fuerte retroceso en la lucha contra los privilegios de "la casta", que ni siquiera el lamentable de Alberto Fernández se atrevió a firmar.

Pero la frutilla del postre fue el corte de la transmisión de la gala de asunción celebrada en el Colón, donde Milei se dio el gusto de escuchar "Balada para un loco" en la voz de Raúl Lavié y fragmentos de óperas junto a sus 2400 invitados.

Extraoficialmente, se dice que estos gestos –contradictorios a la prédica libertaria– obedecen a que el Gobierno no quería mostrarse festivo poco después de diagnosticar una tragedia.

Les hubiera alcanzado con ser –y parecer– austeros. ¿O acaso ver la gala que pagamos todos es un derecho exclusivo de Milei y sus invitados?

Al igual que la emisión monetaria, celebrar a espaldas del pueblo no es gratis y termina mal. Alberto Fernández y su "querida" Fabiola pueden dar fe de ello. 

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