La central obrera, junto a las dos CTA y movimientos sociales, realiza una demostración de fuerza frente a la Casa Rosada. ATE paró y pidió "pudrírsela a los gobernadores". Bullrich advirtió sobre el operativo de seguridad.
Política18 de diciembre de 2025
Sección País
La Confederación General del Trabajo (CGT) activó este jueves su plan de lucha en las calles y encabeza una multitudinaria movilización a Plaza de Mayo para rechazar de plano la reforma laboral que impulsa el Gobierno. Bajo la consigna "Defendamos el trabajo argentino, el salario y la producción nacional", las columnas gremiales comenzaron a llegar desde el mediodía al microcentro porteño, en una jornada que marca un nuevo pico de tensión entre el sindicalismo y la administración de Javier Milei.
La protesta se inició formalmente en la intersección de Diagonal Norte y San Martín, desde donde las agrupaciones confluyen hacia la Casa Rosada. Se espera que el punto cúlmine sea a las 15 horas, momento en que se realizará un acto central con la presencia de distintos oradores. Los organizadores estiman movilizar cerca de 150.000 personas, con el objetivo de realizar una contundente demostración de fuerza política mientras el Senado debate la iniciativa en comisiones.
"La respuesta es unidad, organización y calle", expresaron desde la central obrera. Si bien el triunviro conformado por Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Octavio Argüello aclaró que por el momento no habrá un paro nacional general, la postura es de confrontación total. "La reforma laboral es un ataque directo a las y los trabajadores. No es modernización: es ajuste y precarización. Buscan trabajadores baratos, disciplinados y sin voz", aseguraron en un comunicado.
Advertencia oficial y el ala dura
Del otro lado, la senadora y presidenta de la comisión de Trabajo, Patricia Bullrich, monitorea la situación y lanzó una advertencia sobre el protocolo antipiquetes: "Si la protesta es pacífica, la respuesta será pacífica".
Sin embargo, los sectores más combativos del gremialismo elevaron el tono. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) definió realizar un paro nacional y movilizarse. Su secretario general, Rodolfo Aguiar, fue categórico: "Hay que empezar a pudrírsela a los gobernadores en sus territorios. Se están pegando un tiro en el pie".
El arco sindical se mostró abroquelado. Participan también las dos vertientes de la CTA (Autónoma y De los Trabajadores), cuyos líderes, Hugo Godoy y Hugo Yasky, calificaron al proyecto oficial como "regresivo" y un intento de "volver al pasado". Se sumaron la CATT (Transporte), liderada por Juan Carlos Schmid, la UTEP, CTERA y el sindicato de repartidores (SiTraRepa), quienes denunciaron que "el gobierno nos quiere esclavos".
A la movilización adhieren además partidos de izquierda como el FIT y el Nuevo MAS. Manuela Castañeira, referente de este último espacio, definió a la reforma como una "declaración de guerra" que no pueden dejar pasar.
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