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Una de las maneras más eficientes de descubrir las verdaderas intenciones de los autoritarios es escuchando a los más idiotas. El senador José Mayans cumple con todos los requisitos de impresentabilidad, y sólo hacía falta que hablara para entender exactamente lo que está pasando en el kirchnerismo: “¿Queremos paz social? Paremos el juicio de Vialidad”.
La vulgaridad intelectual de Mayans se expresó diciendo lo que todos ya sabemos, pero los kirchneristas se empeñan en ocultar detrás de mentirosos llamados a defender la democracia (que no está amenazada) o a decir que la oposición está fomentando el odio (el odio al que piensa distinto es el patrimonio distintivo de los K).
El intento de atentado a CFK es un hecho policial. En Argentina hay violencia delictiva, pero no hay violencia política. Basta con mirar Twitter para comprobar que los opositores repudiaron el hecho y se mostraron preocupados. Tanto el bloque de senadores como el de diputados de la oposición se expresaron con claridad respecto al hecho. Sin embargo, los kirchneristas comenzaron una campaña que tiene dos vértices: seguir atacando el juicio en el que se acusa a la procesada Vicepresidente y empezar a hablar de la necesidad de una legislación chavista que, enmarcada en una falsa lucha contra el odio, pretende instalar un sistema de persecución al que piensa distinto inspirado en lo que se hizo en Venezuela. La única inspiración que tiene esta gente es el chavismo. Son esclavos ideológicos de cuanto régimen criminal hay en el mundo.
No fue nada difícil darse cuenta de qué buscaban luego de escuchar el discurso que dio Alberto Fernández tras del hecho. El Presidente ya no tiene funciones. Su única actividad es decir lo que él cree que quiere escuchar CFK, que lo desprecia de manera notoria. En línea con el cumplimiento de deseos del kirchnerismo, habló esa noche haciendo gala de todo el patetismo que es capaz de demostrar a diario el Presidente de la nada. Dijo que el problema eran los discursos del odio que se han esparcidos desde “espacios políticos, judiciales y mediáticos”, llamó a una movilización que, obviamente, fue un acto partidario y declaró un feriado disparatado.
Declarar un feriado a medianoche mostró dos cosas: la búsqueda desesperada de rédito partidario y el notable desprecio por la vida de la gente que ya tenía organizadas las actividades del día siguiente y que tuvo que alterar todo para que se cumpliesen los objetivos patéticos del oficialismo.
No hay que entrar en el juego ni analizar el tema de los discursos del odio. Van a intentar ir contra la libertad de expresión. Nunca hay que creerles nada. Son los responsables de haber contaminado la política instalando un profundo desprecio al que piensa distinto. Odian a la prensa libre. Sólo se sienten cómodos en los medios que construyeron con plata de la corrupción, donde se sostiene la agenda imbécil de un gobierno moribundo. Quieren que la Argentina sea como C5N.
La teoría de hacer que hablen los más tontos se confirmó con la aparición estelar de Victoria Donda, interventora del INADI, cuya única acción que recordamos es no pagarle los aportes a su empleada doméstica y cuando la empleada le reclamó lo propio, Donda le ofreció un cargo en el Estado o un plan social. En un patético artículo Donda dijo “las armas de los odiadores las cargan los Macri, las Bullrich, los Milei, las Granata y los López Murphy”, mostrando, en su inagotable idiotez, que el objetivo de estos inescrupulosos es hacer una ley para perseguir opositores y a la prensa independiente. El INADI solamente se utiliza para eso.
En su larguísima decadencia brindarán cada vez más espectáculos patéticos. Veremos la indigencia intelectual del kirchnerismo en todo su esplendor. Discutirán tonterías para no hablar de que son el Gobierno que está llevando a la pobreza a millones de personas.
Respecto de CFK, tampoco es una cuestión de odio, es meramente una cuestión de principios. Sólo queremos que siga siendo juzgada con todas las garantías y que, en caso de ser encontrada culpable, cumpla la condena. Los kirchneristas insisten en que esas son expresiones de odio. Son justamente aquellos que atacan a la justicia cuando no la pueden manejar quienes expresan un profundo odio hacia las instituciones.
El kirchnerismo siembra hostilidad y repudia al que piensa distinto desde que nació, y nunca nadie ha pedido una ley contra eso. Si les molestan las cosas que decimos, las diremos más fuerte. No hay que concederles ni un milímetro en su intento descarado de ir contra la libertad de expresión.
Newsweek.

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