Todo parece indicar que los aliados del Presidente no están dispuestos a democratizar la cuenta del veto a ley de Financiamiento Universitario, que inevitablemente terminará en un proceso judicial.
El único mérito de Máximo
Comentario editorial de Camilo Cagnacci en Contra Todo Pronóstico, sábados 11 horas por Radio Colonia (AM550).
Análisis y opinión27/10/2024Camilo CagnacciEl kirchnerismo no aprendió nada de lo que fue el gobierno de Alberto Fernández. Sigue enfrascado en internas que nada tienen que ver con la agenda de “la gente” a la que dice representar, porque –básicamente– discute la tenencia de una lapicera que cada día escribe peor. Que necesita un repuesto. O directamente, un cambio.
El cambio no está a la vista –pensar que la lista de Ricardo Quintela puede ofrecer algo nuevo, sería absurdo–.
El repuesto, sí: se llama Axel Kicillof, que aunque hoy haya dejado de ser la “debilidad de Cristina” –como reveló Máximo Kirchner– sigue siendo Cristina.
Mal que le pese al “heredero”, que a diferencia de Kicillof no tiene mayor mérito que haber salido de un huevo de Néstor Kirchner para sostener su liderazgo.
¿A qué me refiero?
- Se dice que fundó La Cámpora en 2006, pero lo cierto es que La Cámpora fue un armado que su padre le regaló llave en mano para que se entretuviera.
- Su primer discurso público lo dio 8 años después, en 2014, cuando encabezó un acto en el estadio de Argentinos Juniors, porque ya no le quedaba otra.
- Un año después logró una banca de diputado por Santa Cruz, el pago chico de la familia. ¿Lo más destacable de su primer mandato? Haber logrado esquivar las balas de la causa “Hotesur”, reabierta por Casación en septiembre del año pasado, gracias a los fueros.
- Su segundo mandato, ya como representante de la provincia de Buenos Aires, gracias al dedo de mamá, no fue mucho mejor. A pesar de que durante casi dos años lideró el bloque oficialista y que, en paralelo, tomó la conducción del PJ bonaerense. Lo único que hizo fue condicionar al presidente Alberto Fernández.
Ojo, con esto no estoy diciendo que Kicillof sea la esperanza blanca de nada. Cuando dice que sabe “qué hacer para los 50 millones de argentinos”, tiemblo.
Su inoperancia como ministro de Economía de Cristina todavía la estamos pagando: 41 mil millones de dólares entre los distintos juicios que quedaron colgados de aquella época y los intereses punitorios por deudas como la del Club de París, según estima el gobierno de Javier Milei.
Pero bueno, en términos políticos, no puede dejar de apreciarse que el gobernador bonaerense, a pesar de su oratoria limitada, su ideología vetusta y su evidente dificultad para gestionar, logra cautivar a una parte importante del electorado, que ya lo percibe como el “futuro” del panperonismo.
Y que, por lo menos, pisó y se graduó en la universidad que defiende. Máximo Kirchner, en cambio, ni siquiera pudo con la carrera de periodista deportivo en un instituto privado.
Detalles.
Si bien sostuvo el veto a la reforma jubilatoria, le volteó el DNU de la SIDE y aprobó la ley de Financiamiento Universitario en una semana sin "numerazos" para festejar. CFK, ¿un salvavidas?
Editorial de Camilo Cagnacci en "Contra todo pronóstico", programa que sale los sábados de 11 a 13 por Radio Colonia (AM550).
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