Reato: de "Masacre en el comedor" al "fenómeno Milei"

A una semana de presentar su último libro en la Feria del Libro, el periodista y escritor habló con Camilo Cagnacci en Radio Cultura y dejó definiciones picantes. AUDIO.

22 de abril de 2022 Sección País Sección País
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–¿Cómo surgió meterte en este tema, "la bomba de Montoneros en la Policía Federal"?

-Era un tema que tenía en carpeta desde hace mucho tiempo, pero tenía algunas dificultades. Fue un atentado de Montoneros, el más sangriento de los setenta. Provocó 23 muertos y 110 heridos. Fue durante la dictadura, el 2 de julio del '76. En fin, ahí había algunos problemas para encontrar bien el tono del atentado. Después, el segundo gran problema fue que la Justicia jamás lo investigó. Por lo tanto, no tenía mucho material del momento, aunque encontré el sumario administrativo que levantó la Comisaría 6ta. –por razones de jurisdicción– y bueno, ahí estaba bastante bien el detalle de las víctimas, las declaraciones de los heridos, de los testigos –eso ya me ayudó bastante–, y el tercer problema era que las víctimas y los sobrevivientes, los familiares de los muertos, se habían acostumbrado a ser invisibles. Y por lo tanto tenían miedo y no querían hablar. Eso sucedió bastante al principio. Incluso, ahora, después del libro, tengo un montón de testimonios más que van todos en la línea de los testimonios que he recogido. Pero el libro los soltó. ¿Por qué? Porque durante muchos años nadie se ocupó de ellos, ni siquiera la propia Policía. No tuvieron indemnizaciones, pero ni siquiera una placa hay que honre a esos 23 muertos, siendo el atentado más sangriento de los '70. Entonces, eso hizo que hubiera pocos testimonios. Se acostumbraron a vivir invisibles, y así seguían.

–En la reseña decís que "la verdadera historia de los 70 es la historia de todas sus víctimas". Yo coincido, aunque no deja de ser algo políticamente incorrecto. Gracias a investigaciones como las tuyas, que empezaste en 2008 con Operación Traviata, se abrió un camino, que luego tomó mi compañero Luis Gasulla con El negocio de los derechos humanos. Pero bueno, ¿en algún momento te generó algún tipo de conflicto encararlo? ¿Tuviste miedo, como lo tuvieron estas "víctimas invisibles"?

–No, miedo no. Porque estamos en democracia, hay Estado de Derecho. Yo creo que se valora el trabajo del periodismo independiente; hay lectores, hay medios independientes, y hay periodistas independientes. No, yo creo que cuando uno se mete en estos temas también tiene que tener las certeza de que son temas complicados, que hay gente importante, poderosa, que se puede poner nerviosa. Pero, que hay que estar a la altura de esa reacción también. En democracia no hay que tener miedo de nada, porque nada justifica tener miedo.

–Bueno, por ahí hay que tenerle un poco a Dios y a Cristina...

–No, pero a Cristina no. Es una líder política. Yo creo que el tema de no tener miedo, de ser libre, también hace calibrar en forma más correcta lo que son las personas de otro pensamiento. Yo creo que Cristina y Néstor Kirchner han sido los grandes artífices del relato kirchnerista sobre la década de los 70, que es tan efectivo, que ha penetrado en tanta gente; han trabajado muchos años, con mucha plata y con mucha voluntad, y con mucha vocación. Y por lo tanto tienen el resultado de ese trabajo. Del otro lado ha habido muy poco trabajo, cuando tuvieron la oportunidad no le dieron bolilla –estoy hablando de los cuatro años del gobierno de Macri–. A este tema no le dieron bolilla. Seguramente tenían otras urgencias: la economía, las obras públicas, la falta de transparencia en la gestión –todo eso es muy importante–, (pero) creo que esto lo han dejado de lado y por eso estamos así. Pero, en mi caso, yo creo que un periodista no tiene que tener miedo. Y esa debería ser una obligación. Y tampoco me gusta el llanto, este es un país muy de víctimas. La victimización, el llanto, el miedo... todo eso son macanas.

–Hay mucho autobombo detrás de eso, ¿no?

Sí, eso es falso. Yo me río –hay gente que debe creérselo–, pero cuando escucho a colegas diciendo del miedo y demás... Es como ser honesto, ¿no? Tener valentía y ser honesto son cosas que deberían ir de la mano de cada uno, porque hay un montón de gente en el país que es valiente y sale todos los días a trabajar, a estudiar, y además no tiene miedo, porque hace todo eso en contextos mucho más difíciles que el del periodista. Pero el periodismo es siempre un trabajo muy gratificante, muy fácil de hacer, y hay que estar a altura.

–¿Y te encontraste con muchos "nerviosos" en este camino?

–Ahora, en este último, como parece que es una operación de inteligencia importante haber colocado la bomba en ese comedor, y es una operación –toda– del servicio de inteligencia e informaciones de Montoneros, había muchos periodistas ahí, y el gran autor intelectual, me parece, de acuerdo a las evidencias que yo recogí, fue Rodolfo Walsh; que es el santón de tantos periodistas –gran periodista sin dudas–, combatiente revolucionario también, autor de varias muertes –estas por ejemplo–. Y ellos sí, nerviosos están. Lo que pasa es que no pueden decir nada, porque era algo que ellos también sabían. Porque los aparatos de inteligencia son así. Se utilizaban las formaciones armadas, y acá había un ejército montonero –se denominaban así–, para seleccionar a los blancos de secuestros y atentados. Eso hacían Rodolfo Walsh y su grupo. Es lo que hace cualquier aparato de inteligencia, lo que pasa es que durante muchos años lo mantuvieron oculto –felicitaciones a ellos– y ahora no pueden decir mucho, porque saben que es verdad. Entonces están calladitos, que no se haga la ola, porque ellos dicen "nosotros tenemos el relato –bien amañado, cientos y cientos de intelectuales al servicio del Estado nacional, provincial, municipal– y tenemos que pasar este pequeño chubasco, que es este libro, esta pequeña mojadura, y después el relato seguirá". Yo creo que están equivocados, porque el relato se está hundiendo. Lamentablemente, muchas fuerzas políticas van por detrás de esta sensación que tengo yo.

–Bueno, el relato se descascara solo cuando se dan casos como el Nacha Guevara, que pide una indemnización por algo que empezó con el terrorismo de Estado en la época de Isabelita ¿no?

–Sí, una vergüenza. Gran investigación del grupo de Luis Gasulla, tuyo y demás, porque además le pone cifras a algo que en lo abstracto es difícil de comprender para mucha gente. Son doce millones de pesos de una artista nacional y popular, que se la pasa hablando de la injusticia social y demás, y lo que hace, cuando tiene la puerta abierta, va y cobra. Que además es algo totalmente discrecional, porque lo otorga la Secretaría de Derechos Humanos. Y está otorgando a un ritmo de 25, 30, 40 de indemnizaciones por día, que no habían podido ni siquiera tener, estos presuntos damnificados, porque muchos de ellos tampoco tienen papeles para acreditar que efectivamente fueron exiliados. El caso de Nacha Guevara es distinto, porque sí hubo una amenaza pública en el '75. Pero esto ya debe estar totalmente prescripto, porque es una cuestión civil. No tiene nada que ver con un delito de lesa humanidad. El delito de lesa humanidad es penal, ¿qué tiene que ver esta demanda civil? Por eso no lo podía trabajar a través de una ley y las sentencias judiciales eran muy lentas porque había muy pocos jueces dispuestos a avalar esto, entonces la Secretaría de Derechos Humanos lo tomó. Y ahora sí, que el titular de la secretaría es Horacio Pietragalla Jr. Bueno, él es capaz de ver muchas cosas que no son. Entonces están ahí, en una especie de liquidación de feria. ¿Vos sabés que los hijos de exiliados están cobrando también? Y el argumento es que el Estado argentino, la dictadura, no les permitió ejercer su derecho de nacer en la Argentina; entonces tuvieron que nacer en Suecia, España, Gran Bretaña, porque sus padres estaban exiliados. Así que, sí, están cobrando. Viven allá, vienen, bah, son los estudios jurídicos los que sostienen toda esta operación.

–Ahora, con este quilombo que estamos viviendo, qué ganas de nacer en Suecia, ¿no?

–Claro, pero lo interesante es que ellos nacen ahí, no piensan ni siquiera aprender castellano, son contactados –les dicen: "acá, en Argentina, que tu papá...", todo eso–, vienen, no hablan nada de castellano, certifican todo, cobran –dólar oficial, ¿no? no dólar blue–, lo transfieren y se llevan plata. 

–No sé si está vigente, pero ¿te acordás que, cuando se impuso lo del dólar solidario, a los beneficiarios de estas pensiones y reparaciones los eximían de pagar el impuesto?

–Claro, ellos, como viven afuera y dada esta causa, lo pueden transferir a la cotización del dólar oficial. No es la del dólar común, real, sino que se llevan hasta más plata. Después vendrán los bisnietos, supongo. Esto no se corta nunca, porque como han decidido –la Secretaría de Derechos Humanos– que no prescribe, dentro de cien años vamos a seguir.

–Después se horrorizan cuando emergen los Milei de la vida hablando de "la casta", pero es la verdad. Esto de que nunca se corte es una locura...

–Milei tiene una explicación, que yo creo que, los radicales, el PRO, la oposición, en vez de preocuparse tanto por criticarlo, deberían hacer lo que dijeron Federico Pinedo y (Omar) De Marchi, en el sentido de tratar de ver que es un emergente que está ocupando un espacio que ellos no consiguieron ocupar. Porque con esa tibieza, con ese gusto, con esa admiración que tienen por Cristina –admiración secreta por Cristina, por el peronismo–, ellos quieren hacer peronismo, muchas veces, de buenas maneras. Populismo inteligente. Vamos a recordar que el PRO fue el que promovió esta ley que favorece tanto a los movimientos sociales, y constituirse en sindicatos... tienen una obra social ya. Entonces, toda esa transferencia fue cuando el PRO se había convencido de que tenía las claves para ganar las elecciones, que iban a seguir ganando las elecciones por unos cuantos períodos más, y por lo tanto podían ir encarando los problemas paso a paso.

–Yo tengo una teoría: creo que si Juntos por el Cambio le diera más espacio a Pichetto, no tendría que preocuparse tanto por el "fenómeno Milei". No sé si coincidís...

–Sí, yo creo que sí. Yo creo que Pichetto tiene la gran ventaja de venir del peronismo, de conocerlos, de saber que en el peronismo se juega la disputa de poder en serio, que en el peronismo no se pide cuartel pero tampoco se da cuartel; quiero decir que cuando se hace política, se hace política, y la política es siempre disputa por el poder, no es otra cosa. Y por lo tanto, cuando hay una oportunidad hay que aprovecharla, porque nunca se sabe cuánto vas a estar ahí. Es decir, hay toda una técnica peronista de abordaje al poder que se aprende desde chiquito. Que creo que del otro lado son muy ingenuos. Entonces, Cristina hace esa artimaña legítima, pero no sé si legal –tal vez sí, tal vez no, después lo veremos– y ellos se quedan llorando, sentados en el cordón de la vereda, llorando y acusando, y diciendo "qué mala que es esta chica, qué mala, qué traviesa, qué corrupta". Y Luis Juez lo dijo bien: "ellos hicieron eso mientras nosotros dormíamos", porque duermen. Duermen. Están luchando por el 2023; aparece Gerardo Morales diciendo que quiere ser presidente de qué –¿qué va a ser presidente Morales?–, pero todo eso los confunde. Entonces, empiezan "no, el presidente va a ser este; el vice va a ser este". Charlan, charlan y charlan, y no se ocupan del presente. Y la política es presente, eh.

–Hace unas dos semanas, acá, le recordé a Waldo Wolff que ellos decían que había que votarlos porque estábamos a siete diputados de ser Venezuela y cinco senadores de que Cristina perdiera el quórum. Y que, a pesar de que la gente los votó, Cristina sigue haciendo lo que quiere. Pero terminó responsabilizando a la sociedad que vota a "estos kirchneristas". O sea, te castigan los que gobiernan, los que se oponen... ¿cómo es?

–Lástima, porque Wolff es siempre una persona muy valiente. Pero, en realidad, Milei tiene dos diputados, eh. Es él y Victoria Villarruel, no hay más. Y les está haciendo este despelote. Y estos tienen muchos diputados. Yo creo que en el PRO pasa como con los radicales –los radicales son maestros de esto–: se acomodan rápidamente a lo que –Gasulla primero, Milei después– llaman "la casta"; que yo diría "la corporación". Pero es una corporación, como existe la corporación periodística, donde no se puede criticar –dicen– a algunos programas o periodistas. Pero en la política se acomodan, entonces pasan a ser parte del Congreso. Y se olvidan que en la biblioteca hay 1800 empleados que no se sabe dónde están, porque no hay lugar para tantos; choferes, que piden cuando quieren; en fin, de todas las bonhomías del poder. De eso que se dan cuenta cuando están afuera, y cuando están dentro les parece natural. Y yo creo que en una situación de crisis tan grande como esta, a la gente le molesta. Y creo que todavía arrastramos cosas como la pandemia, donde todos vimos que los ingresos nuestros caían y los diputados, del oficialismo, pero también de la oposición, ninguno tuvo un gesto de rebajarse por lo menos un 5 por ciento los salarios. Y después, Milei, con esta jugada tan simple de sortear el sueldo, claro, es marketinero...

–Populista.

–Y populista, está demostrando algunas cosas. Primero, que parece que viven como ricos con 350 mil pesos, con lo cual debieran ser todos ministros de Economía; y segundo, que no tienen una reacción más que el silencio pecaminoso, de no decir nada, de no actuar nada, y claro, después dicen "es la sociedad que los vota". Pero ellos tienen mucha fuerza, ¿no?

–Ceferino: vas a estar presentando el libro el viernes 29 de abril a las 18.30 con Gabriel Levinas y Luis Brandoni, ¿no?

–Con Gabriel Levinas y Luis Brandoni, sí. Vamos a estar ahí.

–Va a ser picante. Con esos compañeros...

–La Feria del Libro siempre es un territorio hostil. En los últimos años no me trataron bien, pero tampoco me importa demasiado porque a mí me importan los lectores. Pero ahora tienen un director nuevo, Ezequiel Martínez, colega, uno de los hijos de Tomás Eloy Martínez, gran escritor y gran periodista. Ezequiel es un periodista cultural de larga trayectoria, muy transparente, muy abierto, muy respetuoso de las ideas ajenas. Garantiza una feria distinta, aunque movida. Espero que sea movida, porque tiene que ser un foro intelectual.

–Y aparte, porque la industria del libro, entre la irrupción del fenómeno digital, la pandemia y la crisis económica, quedó muy golpeada. Quizá en escritores exitosos, como vos, se note menos...

–No, se nota un montón. Porque, después de la pandemia, la gente salió con muchas ganas de leer libros físicos y realmente se notó. Pero ahora, después de febrero, hay un problema de que volvimos de las vacaciones, todos con tarjetas y todo lo demás, y la inflación es muy fuerte. Entonces, me parece, que la gente está asustada. O no le alcanza la plata. O está asustada y no le alcanza la plata. Lo cierto es que sí, que no le alcanza la plata.

La cita

Ceferino Reato estará presentando Masacre en el comedor en la Feria del Libro, el viernes 29 de abril, a las 18.30, junto aGabriel Levinas y Luis Brandoni.

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