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Tras rechazar el paro, Salud advirtió que quienes falten cinco días serán echados y podrían perder su título. Sin propuesta salarial concreta, Milei volvió a hablar de “ñoquis”.
Milei recibió al secretario de Salud de EE.UU. y oficializó nuevas exigencias para vacunas, medicamentos y alimentos. La oposición habla de “negacionismo” y alerta por riesgos éticos.
Política27 de mayo de 2025Este martes por la mañana, Javier Milei recibió en Casa Rosada al secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., en un encuentro del que participaron también el ministro de Salud, Mario Lugones, y funcionarios de ambas delegaciones. La reunión se produjo bajo un fuerte operativo de seguridad y fue difundida con escueta formalidad por la cuenta oficial de la Oficina del Presidente.
Pero detrás del protocolo, el Gobierno aprovechó el encuentro para oficializar una reforma estructural del sistema sanitario argentino, que incluye mayores controles a vacunas, medicamentos y aditivos alimentarios, además de confirmar la salida de Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Revisar no es negar: es exigir más evidencia, no menos”, señaló el Ministerio en un comunicado. La frase resume el nuevo enfoque del Gobierno, que asegura buscar un “modelo sanitario preventivo, libre y basado en evidencia científica”.
Las medidas presentadas incluyen:
Según Lugones, el objetivo es salir de un modelo centrado en reparar enfermedades para pasar a uno preventivo, “basado en evidencia” y “con foco en el ciudadano”.
El funcionario norteamericano que inspiró la movida no es un perfil neutral. Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente asesinado John F. Kennedy, es conocido por su militancia crítica hacia las vacunas y su cercanía con tratamientos alternativos sin validación científica.
Fue nombrado en noviembre de 2024 por Donald Trump al frente del Departamento de Salud. Prometió enfrentar “el complejo industrial farmacéutico” y “terminar con las puertas giratorias entre industria y gobierno”. En abril de este año fue duramente cuestionado tras un brote de sarampión en EE.UU., que incluyó casos de niños intoxicados con vitamina A, un tratamiento promovido por su equipo.
Desde la oposición, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, denunció que el Gobierno “amplía el negacionismo contra la ciencia” y sostuvo que las nuevas exigencias “ponen en riesgo a la población”.
“Hacer estudios contra placebo cuando ya existen vacunas eficaces es un crimen y está penado en todo el mundo”, afirmó Kreplak.
Por su parte, el infectólogo Eduardo López matizó: explicó que sí es correcto usar placebo cuando no existen alternativas previas, pero que no es ético hacerlo si ya hay una vacuna efectiva en el mercado. “Las vacunas de COVID, como Pfizer o Moderna, se compararon con placebo porque eran las primeras. Hoy, ese esquema no sería aceptable”, explicó.
También aclaró que, en muchos casos, se usan otras vacunas como punto de comparación, y no placebos. Y remarcó que el verdadero estándar actual es demostrar no inferioridad frente a una vacuna ya existente.
Con la visita de Kennedy Jr. como disparador, el Gobierno lanzó una agenda sanitaria alineada con discursos que incomodan a la comunidad científica. La Casa Rosada habla de soberanía y evidencia. Desde otros sectores temen que, en nombre de esa bandera, se termine cuestionando lo que ya estaba probado.
Tras rechazar el paro, Salud advirtió que quienes falten cinco días serán echados y podrían perder su título. Sin propuesta salarial concreta, Milei volvió a hablar de “ñoquis”.
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