Kirchneristas al borde del ataque de nervios

La historia se repite. Al igual que durante el verano del 16, los artistas kirchneristas creen estar encarnando la revolución. No solo cultural, sino social.

Análisis y opinión 14 de enero de 2024 Luis Gasulla Luis Gasulla
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La escena se repite cada vez con más frecuencia. Un hecho o una presencia descoloca a un kirchnerista que se enoja con el presente, se siente amenazado y amenaza con un futuro apocalíptico y se cree el único y fiel representante del Pueblo. ¡Qué enorme debe ser el ego del kirchnerista que está convencido que Él es el Pueblo! ¡El Pueblo! 

Sería algo así como "nosotros somos los buenos y los que gobiernan, son los malos". Más aún, los que votaron a los "malos" son zombies, idiotas, estúpidos, infradotados, egoístas, basuras, antipatrias, energúmenos, imbéciles útiles de los grupos concentrados de poder, bla bla bla bla...

La historia se repite. Al igual que durante el verano del 16, nuevamente, los artistas kirchneristas creen estar encarnando la revolución, no solo cultural sino social. Piensan que viven su Mayo Francés, su Cordobazo, y que serán los protagonistas de otro diciembre negro en la Argentina, como el del 2001. Sienten orgullo de llevarse puesto a un presidente, a un gobierno. Al voto popular que, para ellos, es antipopular. 

Así lo expresó el cineasta Adolfo Aristarain. Y luego hizo lo propio el músico Peteco Carabajal. Ambos, sin decirlo, defienden sus derechos –entiéndase, kioscos.

El primero necesita, para producir, los subsidios del INCAA; el segundo, la dádiva de un Estado presente para "garpar" recitales costosos a artistas consagrados que ya no son lo que supieron ser. Digamos la verdad, ¿cuántos de los que van a un recital bancado por el Estado municipal, provincial o nacional estarían dispuestos a pagar una entrada para a escuchar a Peteco?

A diferencia de lo que ocurrió durante el verano de 2016, el periodismo ahora cuestiona la indignación selectiva de los artistas. Ya los conocemos. ¿Cuál es la respuesta del artista "revolucionario"? La misma que la de la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, alguien que no está preparada para el cuestionamiento periodístico. El insulto; la amenaza. 

Peteco atacó sin argumentos a los periodistas de Crónica TV. Parecía un barra brava. Parecía lo que es. No entendía cómo alguien podía cuestionarlo por sus dichos sobre la vicepresidenta Victoria Villarruel. A medida que el kirchnerismo se izquierdiza, en el sentido de no respetar al que no los votó como hacen los diputados como Bregman o Del Caño, que se apropian del término "pueblo", hay un gobierno, elegido por más de la mitad de los argentinos, que empieza a coquetear con la soberbia ante la prensa. 

El tiempo dirá si, con otras formas y otros conceptos, termina kirchnerisándose. 

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