
Un triunfo oficialista que nadie midió, la Boleta Única que desarmó vicios del Conurbano, el boomerang del desdoblamiento, la pulverización de la “tercera vía”, el reordanamiento de la interna libertaria y un lunes económico que exige más que épica.
El escándalo de Santiago Caputo con Facundo Manes no fue un exabrupto, sino una jugada calculada. Cada vez que la agenda se le complica, el gobierno despliega su manual de distracción. Mientras tanto, avanza sobre la Justicia, la prensa y la política con la impunidad de los que creen que el fin justifica los medios.
Análisis y opinión02 de marzo de 2025
Camilo Cagnacci
Santiago Caputo no es un asesor. Es un síntoma. El síntoma de un gobierno que se vendió como liberal, pero que terminó adoptando el mismo populismo autoritario que decía venir a combatir.
Javier Milei llegó con la promesa de terminar con la inflación y pasarle la motosierra al Estado. Y, a los tumbos, lo está logrando. Pero ninguna estabilidad económica, por necesaria que sea, justifica la avanzada contra la libertad de expresión, el hostigamiento a la Justicia ni, mucho menos, la corrupción.
El episodio de violencia política que protagonizó Caputo contra Facundo Manes no fue un exabrupto aislado. Fue una pieza más de un engranaje que se repite con precisión quirúrgica: cada vez que la agenda incomoda al Gobierno, el estratega estrella del presidente saca su manual de Los ingenieros del caos y ejecuta una distracción.
Pasó cuando Milei intentó enterrar el escándalo cripto con la entrevista a Jonatan Viale, que terminó viralizándose no por lo que dijo el presidente, sino por la torpe interrupción de Caputo. Pasó ahora con la pelea con Manes, justo cuando el caso $LIBRA explotaba a nivel internacional y las críticas por la designación por decreto de Lijo y García-Mansilla en la Corte crecían en el Congreso.
Pero lo más grave no es la estrategia, sino la impunidad con la que se legitima la violencia. Caputo amenazó a un diputado con “ponerle todo el Estado en contra” y un grupo de militantes lo agredió físicamente. Sin embargo, los mismos periodistas que se rasgaban las vestiduras cuando el kirchnerismo presionaba a la Justicia o a la prensa, hoy relativizan los aprietes de Milei. Lo mismo ocurre con la oposición “dialoguista”, que hace malabares para no quedar en offside con el Gobierno.
Porque la estrategia de Caputo no solo busca distraer. También busca disciplinar. Cada escándalo, cada señal de hostigamiento, cada mensaje intimidatorio está diseñado para que la política, la Justicia y el periodismo entiendan quién manda y qué les puede pasar si se atreven a desafiar al poder. No hay improvisación. Es una construcción meticulosa, un mecanismo de control disfrazado de torpeza.
La gran estafa del mileísmo no es la recesión ni el ajuste. Es haberle hecho creer a sus votantes que venía a terminar con "la casta", cuando en realidad la está perfeccionando.
Milei tiene la oportunidad de hacer historia por las razones correctas. Si estabiliza la economía y genera crecimiento, su gobierno será recordado como un punto de inflexión. Pero si permite que la corrupción y los abusos de poder se vuelvan la norma, su legado será otro: la confirmación de que no hay diferencia entre los que vinieron a destruir "la casta" y los que la construyeron.
Sería, sin dudas, el homenaje más triste que podría hacerle al gobierno que más reivindica: el de Carlos Menem.

Un triunfo oficialista que nadie midió, la Boleta Única que desarmó vicios del Conurbano, el boomerang del desdoblamiento, la pulverización de la “tercera vía”, el reordanamiento de la interna libertaria y un lunes económico que exige más que épica.

Independencia real, datos y contexto. Tu aporte nos permite investigar más, sumar periodistas y llevar nuestras historias a nuevos formatos sin banderas ni condicionamientos.

Un artículo de Financial Times reveló que la administración de Donald Trump estudia alentar que más economías adopten el dólar; el economista Steve Hanke dijo al diario que mantuvo reuniones con funcionarios sobre el tema. El interés coincide con el renovado apoyo de Estados Unidos al plan económico de Javier Milei.

El ajuste rige desde este mes y se complementa con un cambio operativo: la medición para clientes residenciales y pequeños consumos dejará de ser bimestral y pasará a mensual, con un período de transición y planes de pago sin intereses.

En su primera gira europea tras el triunfo legislativo de LLA, el ministro de Desregulación defendió una reforma laboral que “federalice” las paritarias y priorice acuerdos por empresa sobre convenios nacionales; evitó polemizar con Macri y aseguró que las inversiones llegarán “cuando hagamos las cosas bien”.

El Presidente hablará el jueves 6 en el Kaseya Center y asistirá a la cumbre conservadora CPAC esa misma noche. Viaja con Karina Milei, Luis Caputo y el canciller Pablo Quirno. En la Casa Rosada admiten que el encuentro con Trump luce “muy difícil”; con Messi está descartado por cuestión de horas.

Mientras ordena su salida del Poder Ejecutivo, la ministra Seguridad ya trabaja en su aterrizaje en la Cámara alta: avisó a Ezequiel Atauche que lo reemplazará, sumó a Carmen Álvarez Rivero al bloque y activó gestiones por despacho. La presidencia provisional queda descartada. En el horizonte, una relación fría e institucional con Victoria Villarruel.



