Presupuesto 2026: la Ciudad exige blindar el 1,55% de coparticipación y pone a prueba a Santilli

Jorge Macri reclama que el proyecto garantice por ley el esquema acordado con Economía (1,40% diario y 1,55% semanal). El PRO firmó el dictamen en disidencia y avisa que sin ese artículo no hay acompañamiento. El ministro del Interior, entre la negociación con gobernadores y la presión de su propio partido.

Política10 de noviembre de 2025Sección PaísSección País
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Después de que la Casa Rosada activara el trámite del Presupuesto 2026, el gobierno porteño le acercó a Diego Santilli —designado ministro del Interior— un pedido que promete condicionar la discusión: incorporar un artículo que obligue al Ejecutivo nacional a transferir a la Ciudad el 2,95% de coparticipación dispuesto por la Corte Suprema y pactado con el ministro Luis Caputo en 2024, con goteo automático del 1,40% diario y un 1,55% adicional por envíos semanales.

“Como toda obligación de pagar, ese acuerdo tiene que estar en el presupuesto”, planteó Jorge Macri. En Uspallata advierten que el texto oficial no prevé la cobertura del 1,55% semanal y denuncian demoras recientes en esos giros. “Un atraso es aceptable, pero son números muy grandes”, sostienen cerca del jefe de Gobierno, que recuerda: “Cumplir o incumplir un fallo de la Corte no es un dato menor”. En la Ciudad calculan que ese 1,55% equivale a cerca del 10% de su presupuesto.

El planteo ya llegó a la Secretaría de Hacienda, que conduce Carlos Guberman. Sin compromisos del funcionario, el PRO endureció su postura: sus diputados firmaron el dictamen del Presupuesto en disidencia, un gesto inusual en un bloque que venía alineado con La Libertad Avanza. La advertencia es directa: sin “blindaje” del 1,55%, el acompañamiento en el recinto no está garantizado.

Para Santilli el tema es doblemente sensible. Además de ser el articulador con gobernadores en la nueva etapa, arrastra historia y relaciones en la Ciudad: fue vicejefe de Gobierno y enfrentó la poda de fondos que dispuso Alberto Fernández. Ahora, como ministro, deberá ordenar números y política en simultáneo: atender el reclamo de su propio partido, evitar una crisis con Uspallata y no dinamitar los puentes que necesita para aprobar el Presupuesto.

La interna oficialista y el PRO en tensión

La presión porteña llega en un contexto de reacomodo parlamentario. Con Karina Milei y los Menem (Martín y “Lule”) empoderados tras el resultado electoral, LLA aceleró para engrosar su bloque y disputar la primera minoría. Ocho diputados referenciados en Patricia Bullrich ya se pasaron a la bancada violeta. Cristian Ritondo intenta contener la sangría: asegura tener una quincena de votos “duros” y avisa que, si el “operativo vaciamiento” continúa, el apoyo a las leyes clave —empezando por el Presupuesto— podría quedar condicionado.

En el oficialismo leen el reclamo porteño como una negociación más en la previa de extraordinarias. Pero el margen es finito: si el PRO mantiene la disidencia, el Ejecutivo deberá buscar reemplazos voto a voto o ceder en el artículo que exige la Ciudad. En Balcarce 50 señalan que el Presupuesto es prioridad para mostrar hoja de ruta fiscal ante el FMI, el Tesoro de EE.UU. y los gobernadores; en Uspallata, que la prioridad es que se cumpla —por ley y sin grises— un fallo de la Corte.

Qué está en juego

  • La cláusula CABA: el PRO pide un artículo específico que garantice el 1,55% semanal (además del 1,40% automático) conforme al acuerdo 2024 con Economía.
  • Los números del recinto: LLA quiere llegar con más bancas propias tras el recambio; sin el PRO ordenado, el desenlace es incierto.
  • El rol de Santilli: deberá cerrar con gobernadores y, a la vez, resolver el frente porteño. El primer test de su gestión estará en esa ingeniería fina.

La llave, por ahora, quedó en el despacho del nuevo ministro del Interior. Si logra un texto que satisfaga a la Ciudad sin abrir costos en cadena con las provincias, el Presupuesto dará un paso grande. Si no, el primer round de la nueva etapa legislativa arrancará con final abierto.

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