Capitanich agitó un fantasma que Milei niega: ¿adelantarán las elecciones a julio?

En el peronismo empezó a circular una hipótesis explosiva: que el Gobierno buscará plebiscitar su gestión antes del colapso. En Casa Rosada lo descartan.

Política27 de marzo de 2025Sección PaísSección País
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El exgobernador chaqueño Jorge Capitanich puso en voz alta lo que algunos sectores del peronismo empezaron a rumiar en silencio: que el Gobierno de Javier Milei podría adelantar las elecciones nacionales previstas para el 26 de octubre y convocarlas para el 27 de julio. “Pongo en duda la fecha del 26 de octubre”, lanzó Coqui este miércoles, agitando un fantasma que la Casa Rosada se apuró en negar.

La idea ya había empezado a circular en otros búnkers del peronismo, como Santa Fe y Córdoba. El razonamiento es el siguiente: ante la posibilidad de una nueva corrida cambiaria, presiones por el dólar, caída del consumo y un acuerdo con el FMI que no logra aplacar las tensiones del mercado, el oficialismo buscaría anticiparse y plebiscitar su programa antes de que se hunda del todo.

Sin embargo, en el círculo de Axel Kicillof –con quien Capitanich compartió una reunión horas antes de sus declaraciones– intentaron bajar la espuma y desligarse de esa hipótesis. El gobernador bonaerense tiene sus propias peleas internas y no quiere sumar fuego a la incertidumbre.

Del otro lado, en el Gobierno nacional juran que no hay chances de cambiar la fecha. Admiten que se discutió en algún momento como escenario teórico, pero aseguran que fue descartado por el propio Milei. La lectura que hacen en Balcarce 50 es que adelantar los comicios sería interpretado como un gesto de debilidad, alimentando el miedo en los mercados y detonando el delicado equilibrio del programa económico.

Un viejo lobo del peronismo lo sintetizó así: “La única vez que adelantamos elecciones fue en 2009. Perdimos”. La referencia, claro, es al anticipo electoral de Néstor y Cristina Kirchner, que terminó en una derrota clave en la provincia de Buenos Aires.

Por ahora, el fantasma del adelantamiento sobrevuela más los pasillos de la política que las oficinas del poder real. Pero en una Argentina a presión, nadie se anima a descartar nada.

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