Día 1 sin cepo: el Gobierno busca correr el foco del dólar y apuesta al efecto Bessent

Milei, Sturzenegger y Caputo intentan desactivar el vínculo entre devaluación e inflación en la previa de la visita del secretario del Tesoro de EEUU.

Economía y negocios14 de abril de 2025Sección PaísSección País
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En la antesala de una jornada clave para la “Fase 3” del plan económico, el Gobierno nacional intentó desviar el foco del mercado cambiario con una estrategia comunicacional centrada en la visita del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y una misión empresarial que llegará a Buenos Aires con intenciones de inversión.

Mientras el dólar quedó liberado para fluctuar entre los $1.000 y $1.400, la Casa Rosada buscó minimizar el impacto de la eliminación del cepo, en un intento por mostrar normalidad ante posibles oscilaciones. “Queremos mostrar que mañana puede irse a $1300 y pasado a $1100”, deslizaron fuentes oficiales, confiados en que el nuevo régimen de bandas flotantes servirá de contención.

Sin embargo, la narrativa oficial se topó con su propia contradicción: al mismo tiempo que intentaba bajar el volumen al debate cambiario, el presidente Javier Milei publicó un extenso texto en redes titulado “Espejismo empírico”, donde buscó desacreditar la idea de que una suba del dólar genera, necesariamente, inflación. Lo hizo con una metáfora académica, comparando a un jugador de billar con un físico del MIT. “¿Se le ocurriría a usted llevar al joven jugador como profesor en el doctorado de física?”, ironizó.

La jugada fue respaldada por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quien aseguró que el modelo actual es inédito, con “control absoluto de la base monetaria” y superávit fiscal, lo que -sostuvo– rompe la relación automática entre tipo de cambio e inflación. Luis Caputo, en tanto, evitó declaraciones y se limitó a retuitear elogios al abordaje teórico del Presidente.

El despliegue comunicacional ocurrió en paralelo a un dato incómodo: la inflación de marzo trepó al 3,7%, por encima de lo previsto, lo que encendió alarmas sobre el impacto que pueda tener la nueva devaluación en los precios.

El nuevo esquema establece un dólar flotando entre $1.000 y $1.400, con un tipo de cambio oficial que arrancará un 7,2% por debajo del valor previo al anuncio y una brecha con los financieros que ronda el 5%. Aunque el mensaje es de calma, en el mercado reina la expectativa. En el Gobierno, prefieren hablar de “una nueva era”. En la calle, por ahora, reina la cautela.

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