Desarticular el robo de la historia con aciertos y errores no forzados

Análisis y opinión 11 de marzo de 2024 Luis Gasulla Luis Gasulla
20230615114423_mieli-preocupado-800x445jpg

La pandemia fue la excusa perfecta para desarrollar todo tipo de negocios personales, privados y recaudar para hacer política. El temor al contagio generó que se eviten controles, se salteen pasos burocráticos y que el Estado funcione en piloto automático luego de la parálisis de los primeros momentos tras el cierre absoluto de todo. Alberto Fernández firmó decretos para autorizar compras directas de todo tipo, no solo de medicamentos y respiradores, sino también para la compra de alimentos, ascenso de las cooperativas al manejo de la obra pública, vialidad por doquier, auge del Fondo de Integración Socio Urbana y, como ahora se destapó, el show de los brokers de seguros amigos.

El gobierno de Javier Milei luego de una demora inicial, comenzó a explotar los beneficios de centrarse en la herencia recibida. Tienen con qué hacerlo. El gobierno de Alberto Fernández fue tan o más corrupto que los de Cristina Kirchner. Existieron dirigentes sociales que construyeron poder y adquirieron yates que deambulan por Nordelta, funcionarios de cuarta categoría que se mudaron a barrios privados y una eterna organización de campañas electorales con "la tuya contribuyente" como suele repetir Luli Offman. 

Atrás parece haber quedado la creencia de olvidar el pasado tal como planteó el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Los jinetes del fracaso tienen nombre y apellido: son Máximo -La Cámpora y la casta- Moyano -La Casta sindical- y Juan Grabois -el gran negocio de la pobreza-. Para denunciar a estos verdaderos pesos pesados de la corrupción, el amiguismo y el discurso por los pobres siendo ricos, hay que estar muy limpio. Hasta ahora, Javier Milei ha demostrado estarlo pero su entorno, a veces, preocupa. 

En las últimas horas, el mileismo tuvo que tragarse el sapo del aumento del 30% de los diputados y senadores firmados por sus laderos Martín Menem y la vicepresidenta Victoria Villarruel en la Cámara Baja. A su vez, designaron a una puber de 23 años sin título universitario ni experiencia que nos remitió a lo de Delfina Rossi o el caso de la panelista económica de C5N. Por si fuera poco, Milei aseguró en televisión, en una entrevista con Esteban Trebucq- que no se aumentarían los sueldos en el Poder Ejecutivo. Ya había firmado un decreto... aumentando los sueldos un 40% en el Poder Ejecutivo. 

El kirchnerismo va a atacarte por contradecirte y es esperable que lo haga. Sino lo hiciese no serían opositores. El problema es cuando la oposición tiene razones para criticar a un gobierno y actúas mal, tarde o con cinismo. El presidente es responsable de sus actos y debe estar rodeado de los más aptos y que le describan la realidad, aunque no sea agradable. 

La Argentina está atravesando el ajuste más grande del siglo. No hay muchos países en el mundo que hayan sometido a los jubilados y a las clases medias a una perdida tan grande del poder adquisitivo en tan poco tiempo. La paciencia se mantiene. El votante de Milei y de Patricia Bullrich eligió creer. Lo banca. Es un cambio de época. Milei tiene con qué convencer a su electorado y hablarle a los que no piensan como él. 

Por todo ello, es imprescindible que no se equivoque ni permita que alguien lo haga tropezar queriendo ser más papista que el Papa. Aumentarse el sueldo, sepa o no, está mal. Es contradictorio con su discurso. Retroceder en las decisiones erradas es positivo pero en un punto puede terminar con la credibilidad del que pide disculpas. Enfrente está La Casta agazapada. Adentro del gobierno, también hay exponentes de la vieja política...

Lo más visto