El tiempo que se va

Todo parece indicar que los aliados del Presidente no están dispuestos a democratizar la cuenta del veto a ley de Financiamiento Universitario, que inevitablemente terminará en un proceso judicial.

Análisis y opinión05/10/2024Camilo CagnacciCamilo Cagnacci
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22 días han pasado ya desde que el presidente Javier Milei anticipó con el retuit de un meme su decisión de vetar la ley de Financiamiento Universitario, la nueva ficción de cine libertario que viene a sumarse a las ya conocidas DNU 70/23, Ley Bases I y II, Movilidad Jubilatoria y Fondos Reservados para la SIDE.

En el medio, pasó de todo y nada a la vez. Porque, a fin de cuentas, más allá de la pirotecnia verbal y las anécdotas, lo que queda son los hechos. Y de eso hay poco.

¿A qué me refiero con esto? ¿Hubo nueva Marcha Federal Universitaria? Sí. ¿Fue masiva? Sí. ¿Los vivos de siempre intentaron apropiársela? También. ¿Qué hizo Milei? Vetó la ley igual, aún sabiendo que no tiene los números necesarios en el Congreso para sostenerlo como pasó con la ley de movilidad jubilatoria.

Todo parece indicar que los aliados del Presidente no están dispuestos a democratizar la cuenta de este veto.

En el PRO algunos ya manifestaron su rechazo a la voluntad presidencial. Y el propio Mauricio Macri se encargó de subrayar que la educación pública es una de las banderas de su partido. Tal vez por eso, el jueves, Santiago Caputo lo convocó a una reunión que no sirvió de mucho. Macri está harto de Caputo, Milei y las milanesas.

De hecho, en las últimas horas, Fernando De Andreis, ex secretario general de la Presidencia y mano derecha de Mauricio Macri, salió a tuitear: “Como el escorpión que mata a la rana que lo está ayudando a cruzar el río, no pueden resistirse, está en su naturaleza”, posteó acaso influenciado por el último disco de Charly García.

Los radicales, dentro de todo, parecen abroquelados. Incluso los “héroes” de hace apenas semanas parecen estar dispuestos a defender la ley que su propio partido impulsó. Hoy, el único que podría defeccionar sería Martín Campero, que paso a paso sigue acercándose a Las Fuerzas del Cielo.

De hecho, el lunes 14 de octubre será uno de los expositores de la “Jornada Cultura y Libertad” que el centro Federalismo y Libertad organiza en Tucumán, su provincia. Compartirá panel con la oficialista Emilia Orozco y el bullrichista Damián Arabia. El tema: “El Congreso y la reorganización política argentina”. El chiste se explica solo.

¿Qué le queda entonces a Milei para sostener el veto? Judicializar el tema una vez recibido el golpe del Congreso, amparándose en  la Ley de Administración Financiera, que dice que "toda ley que autorice gastos no previstos en el presupuesto general debe especificar las fuentes de los recursos a utilizar para su financiamiento". Un detalle: el Presupuesto en vigencia es el Presupuesto 2023, prorrogado por decisión del Ejecutivo para darle sin asco a la licuadora. Y en ese Presupuesto 2023, todavía en vigencia por la prórroga, estos gastos estaban previstos y tienen su partida presupuestaria asignada.

¿Qué difícil todo, verdad? Y sobre todo, ¡cuánto tiempo perdido! Incomprensible, si tenemos en cuenta que en la Casa Rosada tenemos a un adorador de Murray Rothbard, el economista norteamericano que parecía tener una obsesión con el uso del tiempo. “El tiempo es un medio para ser economizado”, decía. Y a Milei, el reloj, me parece que le está empezando a hacer tic-tac.

¿Se habrá salteado ese capítulo el Presidente?

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