Chocolate, el fanatismo transversal y 10 años de impunidad

Análisis y opiniónLuis GasullaLuis Gasulla
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Se entregó Chocolate. No lo encontraron. Lo buscaron donde todos sabían que no estaba. En un mes nunca regresó a su vieja casa en las afueras de La Plata pero fueron a buscarlo allí. A Julio Segundo Rigau, alias Chocolate, se lo ocultó un mes. Como a Ezequiel Guazzora, que goza de impunidad desde el 13 de agosto. Dos meses ya sin saber del corruptor de menores. 

En redes sociales, cuentas que reciben respaldo a través de un RT de Javier Milei, compararon a Carlos Melconián con Guazzora. Un tipo prófugo de la justicia por delitos aberrantes con un ciudadano sin causas judiciales víctima de un hackeo. Te podrá caer mal, bien o pésimo la forma de ser del candidato a ministro de economía de Patricia Bullrich, pero no se puede inventar que es un delincuente que debería irse del país. A través de técnicas de edición que en la exSIDE se ocupaban de realizar, quisieron destruir al economista y, por ende, a la candidata presidencial de Juntos por el Cambio. 

¿Qué tendría que decir Bullrich de campañas sucias si dijeron que es asesina montonera, asesina en el presente por financiar a "los copitos", nazi, asesina de Maldonado y ahora protectora de Melconian y Millman que, a esta altura, ya nadie recuerda qué delito se le imputa? Por una denuncia ridícula, Milei aseguró que lo querían proscribir. Distinta vara.

Distinta vara tienen los seguidores de las Fuerzas del Cielo y los fanáticos de las fuerzas de la Constitución. En redes, algunos renunciaron a respaldar a Bullrich porque le ofreció la jefatura de Gabinete a Horacio Rodríguez Larreta. Lo mismo dijeron cuando Mauricio Macri llevó de vicepresidente a Miguel Ángel Pichetto. Los fans de la primera hora se comportan como los seguidores de una banda de culto que mete un hit. Los tratan con desprecio por convertirse en mainstrem y vender discos. Distinta lógica tienen los seguidores de Milei, que se comieron sapos de todo tipo. De Luis Barrionuevo pasando por los candidatos de Massa, Bussi en Tucumán o el coqueteo con Gerardo Martínez. Del kirchnerismo, ni hablemos. Si les dicen que hay que apoyar a un narco, estafador, violador serial o un exintegrante de la derecha, lo hacen sin cuestionarse. 

Los fanáticos son eso. Fanáticos. Esta semana, en redes sociales, se hostigó al periodismo profesional para que hable de una pinchadura ilegal del teléfono de un ciudadano y que, encima, sus autores, le editaron las conversaciones. Detrás de la operación estuvieron los de siempre y los nuevos. Los servicios de inteligencia residuales kirchneristas aliados con los trolls de Milei. ¿Qué diría Milei si se difundieran conversaciones suyas provenientes de un hackeo? Como víctima de uno, te aseguro que es una sensación horrible. 

En Lomas de Zamora nadie se sorprende por el escándalo de Martín Insaurralde firmando decretos provinciales desde Marbella y en un yate cuyo alquiler ronda los €2500 por hora. El exjefe de Gabinete de Axel Kicillof quedó imputado por presunto lavado de activos junto con su expareja, Jesica Cirio, y su flamante novia, Sofía Clerici. La causa avanza lentamente y el dato, tampoco sorprende en el segundo distrito más populoso del conurbano bonaerense.

Es que pocos recuerdan que, a finales de noviembre de 2017, funcionarios del Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires, presidido por el radical Eduardo Grinberg, se presentaron en el Ministerio Público Fiscal de Lomas de Zamora para radicar una denuncia ante la posible comisión de delitos de acción pública. El dato cobra relevancia ante el escándalo del Yate Gate.

La impunidad en Lomas de Zamora lleva 10 años. Se coronó este fin de semana, cuando quisieron detener a los vecinos que parodiaron el yate de Martincho y Clerici por "disturbios en la vía pública".

Los vecinos presos. Los delincuentes, libres.